Ser mamá de un toddler es SIN DUDA un desafío y uno de los retos más grandes de la maternidad. Sabemos que los berrinches son prácticamente inevitables durante esta fase y como mamás tenemos que aprender a manejarlos. Por eso, es clave entender el comportamiento de nuestros hijos para poder ayudarlos a transitar los típicos berrinches que son propias de esta etapa de su desarrollo. 

Es bastante frustrante no saber cómo reaccionar ante una pataleta y terminar perdiendo el control, más desbordada emocionalmente que tu hijo y lo peor, cediendo ante el límite.

Por eso, en este post vamos a profundizar en 5 aspectos que debemos evitar en el momento de un berrinche.

1. Evita la Coerción

Es clave evitar métodos de violencia, gritar o insultar a tu hijo. Aunque puede parecer que alzando la voz vamos a recuperar el control, está comprobado que, en realidad, NO es una forma efectiva de manejar un berrinche e inclusive puede empeorar la situación y aumentar la frecuencia de los mismos. 

En estos casos te puede funcionar muchísimo pensar en las “neuronas espejo” y en la tendencia de nuestros hijos de “imitar” lo que estamos reflejando. Si te alteras y gritas, lo más probable es que tu hijo se altere más, es prácticamente “echarle más leña al fuego”. Si por el contrario, logras regularte, modelar un comportamiento sereno y demostrarle calma lo más probable es que tu hijo intente calmarse poco a poco. 

2. Invalidar sus Emociones

Es muy común que digamos frases como: “no pasa nada”, “no seas exagerado”, “no te preocupes por eso”. Sin querer, con estas respuestas estamos invalidando su emoción y mandándoles el mensaje de que sus señales internas están mal y que sus emociones son incorrectas. 

Por ejemplo: 

Si tu hijo se cae jugando en el parque evita decirle: “No pasó nada, levántate”. En lugar de eso, podrías decirle “Sí, te caíste y te dolió, pero estás bien”. De esta forma le muestras empatía y validez. 

Es tal cual como si llegas a contarle a tu esposo que discutiste con tu mamá y te responde: “Ay, pero que exagerada, no pasa nada, no es para tanto”. A lo mejor para él no es gran cosa, pero para ti sí es importante, lo mismo pasa con nuestros hijos y es una forma de demostrarles empatía. 

Validar sus emociones los hace sentir seguros y escuchados y de alguna manera les permite entender lo que están experimentando. Recuerda que la emoción no es el problema, el problema es la “acción" producto de esa emoción:

• Estar molesto no está mal, lo que está mal es pegar porque estás bravo. 
• Tener miedo o ansiedad no es el problema, lo que está mal es que eso te paralice y dejes de hacer algo que quieres. 

Darles validez y reconocer lo que están sintiendo es clave para que desarrollen una relación saludable con sus propias emociones desde pequeños.

3. Ceder en el Límite

Ceder en los límites es SÚPER tentador, especialmente cuando tu hijo empieza a hacer berrinches por todo a las 5:00 pm y tu estás agotada del día y lo único que quieres es que deje de llorar. Sin embargo, ésto solo refuerza el comportamiento. 

Muchas veces nos da miedo validar su emoción y sentimiento porque, equivocadamente, creemos que esto va a reforzar el berrinche. Lo que realmente va a reforzar este tipo de comportamientos es CEDER en el límite. 

Si tu hijo llora porque quiere un juguete en la tienda y tú cedes y se lo compras, aprenderá que llorando puede lograr su objetivo. Los niños interpretan que si lloran más y empujan los límites pueden conseguir lo que quieren. Ojo, esto no es manipulación, es comportamiento aprendido producto de ceder en los límites.

Intenta mantener un equilibrio entre establecer límites y ofrecer apoyo. Por ejemplo, puedes validar su emoción diciéndole: “Sé que estás molesto porque querías ese juguete, pero no lo vamos a comprar”. Recuerda que mantener tu palabra es clave durante los desbordes emocionales.

4. Dar Explicaciones 

Hay varias razones por las cuales dar explicaciones e intentar que nuestros hijos razonen o entiendan el límite no es efectivo en el momento de un berrinche: 

1. Los toddlers NO son seres racionales: su cerebro no está lo suficientemente desarrollado y no tienen las habilidades para entender un razonamiento y un lenguaje lógico.
2. En muchísimos casos, los berrinches de nuestros hijos NO tienen sentido y son completamente ilógicos. Por ejemplo: cuando le das una banana a tu hijo y llora porque la quiere pelada, se la das pelada y llora aún más porque resulta que tampoco le gusta cómo se ve la banana con concha.
3. Si para nosotros los adultos es difícil razonar en momentos de frustración e inestabilidad emocional, imagínate para nuestros hijos. Durante un berrinche o desborde emocional, su capacidad de razonar puede estar completamente apagada y no tiene acceso al pensamiento lógico.

Es importante tener esto en cuenta y evitar dar explicaciones largas y complejas en ese momento. Mantén tus palabras simples y el límite claro. Por ejemplo: “Nos salimos de la ducha porque ya es hora de dormir” y evita entrar en detalles sobre por qué eso es necesario.

A veces, lo más efectivo es simplemente reafirmar el límite sin entrar en tantas explicaciones que pueden confundirlos aún más. Su cerebro ya está trabajando lo suficiente para intentar procesar lo que sienten, así que menos es más.

5. Avergonzar y Culpar

Obviamente nadie va a avergonzar a su hijo intencionalmente, pero sí podemos hacerlo de forma inconsciente y  caer en comparaciones innecesarias.

Frases como “mira cómo tu hermana si hace caso y tu no” o “20 minutos menos de parque porque te demoraste poniéndote los zapatos” no van a evitar que tu hijo haga un berrinche. En lugar de fortalecer su autoestima, estas comparaciones y culpas pueden hacer que se sientan más ansiosos, confundidos y que los desbordes aumenten.

CONCLUSIONES:

Manejar los berrinches de nuestros hijos, sin perder nosotras el control, es todo un reto, pero también son oportunidades valiosísimas para enseñarle a nuestros hijos a reconocer, entender y manejar sus emociones y sentimientos en estos momentos difíciles.

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